domingo, 29 de septiembre de 2019

Reflexiones de un liberal primerizo (1)

Creo en el amor: inteligente, romántico e interesado. Creo en el amor como la decisión inteligente para mejorar una vida. Creo en el amor que se vive sin temerlo. Creo en el amor que se escoge por lo que te da, y que se deja cuando se acaba. Creo en el amor de dos personas que saben el valor de lo que tienen entre sus manos.

Creo en el amor inteligente, porque más no es mejor. Porque siempre hay que decidir: y quien decide por miedo además de cobarde es idiota; mientras que quien evalúa el riesgo es prudente. Porque el amor tiene consecuencias. Porque el amor que se pierde es valor que puede no volver, y no es fácil de encontrar el amor que suma, que vale y te hace mejor. Un amor que merezca que inviertas tu vida no es fácil de ver, y no es inteligente dejarlo escapar.

Por eso hay que vivirlo plenamente, aquí y ahora. Si puedes descubrir que alguien vale toda una vida hoy, hazlo. Vive el amor con todo lo que eres, disfruta la oportunidad aunque se quede en eso. Descubre si es un amor que valga una vida:
descubre si es un amor que no vale una pena. Sé un romántico, pero valora tu vida.

Porque hay amores que matan, y en el amor, no debe haber ni muertos ni héroes, ni deudas ni obligaciones: Si estás conmigo, que sea por lo que quieres de mi; si me das algo, que sea el justo pago de lo que valgo. Lo pagarás si lo valoras. Ese es el orgullo que blande el amor que defiendo: dos personas que se eligen cada día a día por ser quien son, por lo valiosos que son el uno por el otro. Por interés.

Porque soy un interesado. Un romántico. Y creo firmemente que lo más inteligente, es un amor que se escoja en libre mercado.